Las neurociencias han permitido obtener cada vez más conocimiento acerca de cómo funciona nuestro cerebro y diferencias existentes entre géneros, mismas que nos ayudan a comprender cómo nos comportamos dentro de diferentes contextos. Estudios han demostrado que al nacer el cerebro humano sólo está parcialmente formado y tiene un tercio de su tamaño final. Esto implica que la maduración de éste se va dando conforme vamos desarrollándonos, lo cual es un proceso lento y vulnerable ante los estímulos del ambiente y nuestro estilo de vida. Por poner un ejemplo,  el área del lenguaje se termina de formar hasta los 13 años y la corteza prefrontal (en en área de nuestra frente) responsable del autocontrol, del que podamos prever conductas de riesgo y en general comportarnos como adultos, termina de madurar hasta pasados los 21 años de edad.

Aunado a los procesos de maduración, se ha encontrado que existen diferencias de género evidentes en el embrión y que el cerebro de los niños se desarrolla más lentamente que el cerebro de las niñas. Para explicar qué es lo que sucede comprendamos primeramente cómo se configura nuestro cerebro.

En los humanos hay dos hemisferios, el izquierdo y el derecho, ambos conectados por el cuerpo calloso que son conexiones que ayudan a que la información de los hemisferios fluya entre ellos. Veamos de qué se encarga cada hemisferio:

Hemisferio Izquierdo:

  • Lenguaje
  • Razonamiento
  • Pensamiento lógico
  • Escritura y lectura
  • Planea procedimientos
  • Aquí se encuentra el centro del habla.
  • Sentido del espacio y posición

Hemisferio Derecho

  • Pensamiento creativo
  • Imaginación
  • Creatividad
  • Talento musical
  • Emociones, sentimientos y sensaciones
  • Actividades artísticas
  • Piensa y recuerda en imágenes
  • Movimiento de la parte izquierda del cuerpo

*CUERPO CALLOSO (Comunica ambos hemisferios)

Algunas personas que se consideran más hábiles en determinadas actividades pueden llegar a pensar: “Ah! yo no tengo hemisferio izquierdo (o derecho)”, lo cual es ¡falso! Lo que puede suceder es que han desarrollado o tienen más facilidad para unas actividades que para otras y esto se debe a una combinación entre la herencia, el ambiente y la práctica.

Conforme crecemos, las células del cerebro van creciendo y haciendo conexiones continuamente. Las diferencias que se han encontrado entre los cerebros de los niños y de las niñas es que los niños (varones) tienen un cuerpo calloso más pequeño lo cual hace que existan menos conexiones entre ambos hemisferios a diferencia de las niñas. Esto implica por ejemplo que al enfrentarse con un  trabalenguas, los niños usan una sola parte del cerebro (hemisferio izquierdo)  mientras que las niñas usan ambos hemisferios.

Durante el desarrollo en los niños el hemisferio izquierdo no está preparado aún para  realizar conexiones con el hemisferio derecho. Por lo tanto las células nerviosas que vienen del hemisferio derecho no pueden crear conexiones y permanecen en ese hemisferio dando como resultado un cerebro masculino más pobre en conexiones cruzadas pero más rico en conexiones internas. Si la parte derecha del cerebro está poco conectada con la izquierda habrá más dificultades para llevar a cabo acciones que involucran ambos hemisferios como leer, hablar de sentimientos y solucionar problemas por medio de la introspección. Esto posiblemente explica por qué a la mayoría de los varones se les facilita más el pensamiento lógico, numérico, analítico propio del hemisferio izquierdo y pareciera que las mujeres son más emocionales y sensibles entre otras cosas.

Tener un hemisferio izquierdo bien desarrollado resulta en capacidades matemáticas y mecánicas, los chicos tienden a actuar en una situación y buscan resolver problemas. Por otro lado el hemisferio derecho se ocupa de sentimientos y acciones, los hombres tienden a actuar y las mujeres a reflexionar. El hombre debe hacer un esfuerzo suplementario para conectar con su hemisferio izquierdo y encontrar las palabras para explicar los sentimientos que está registrando en su hemisferio derecho. Por otra parte las hormonas también juegan un papel importante ya que influyen en la velocidad de crecimiento y desarrollo que tiene el cerebro. La testosterona en hombres disminuye la velocidad de crecimiento mientras que la progesterona en mujeres estimula el crecimiento más rápido de células cerebrales.

Aunque se han encontrado estas diferencias, nada es determinante. El contexto, la herencia, la cultura y la práctica moldean el cerebro e influyen en el desarrollo de capacidades y aptitudes. La práctica ayuda a establecer conexiones cerebrales, el estímulo y la enseñanza afectarán la forma y capacidad del cerebro. Debemos recordar que las diferencias son tanto hormonales como ambientales por lo que debemos evitar caer en ideas sexistas. Podemos ayudar a los varones a que lean mejor, se expresen mejor, solucionen problemas de la mejor manera y sean más empáticos. Por otro lado podemos ayudar a la niñas a desarrollar habilidades matemáticas, pensamiento lógico, habilidades espaciales y a resolver problemas de manera práctica. Evitemos encasillar a los niños y a las niñas en determinadas actividades, permitámosles descubrir gustos y talentos en distintas áreas. No caigamos en el discurso donde delimitamos la participación teniendo el género como único factor determinante.

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