Cualquier padre de familia quiere ver que sus hijos crezcan para ser personas de bien y exitosas en el campo al que se dediquen. Conforme los niños crecen los retos se incrementan ya que se está formando a un ser humano por otros seres humanos, imperfectos, con fallas, con situaciones en ocasiones incluso no trabajadas.
Todo lo que ven los niños en su entorno va contribuyendo a la formación de su personalidad y a la formación de los patrones de conducta que presentarán. Para que el niño pueda desarrollar responsabilidad necesitan los adultos ir dándole tareas a cumplir de acuerdo a su edad y ayudándole a asumir las consecuencias de lo que hace o deja de hacer. También debe atreverse a hacer las cosas, desafiarse a sí mismo, equivocarse y asumir las consecuencias de sus elecciones. Hay adolescentes hoy en día que ni siquiera su cama tienden o levantan su plato de la mesa. La responsabilidad se va desarrollando poco a poco, desde comportamientos que se relacionan con el autocuidado (ej. lavarse los dientes después de cada comida), hasta aquellos que involucran el cuidado de otros (ej. poner la comida a la mascota).
Si a un niño desde pequeño no se le va formando en ir asumiendo responsabilidades de acuerdo a lo que le toca, por ejemplo recoger sus juguetes, ayudar a poner la mesa, limpiar lo que derramó, etc. difícilmente podrá asumir responsabilidad por situaciones más complejas conforme crece. Si no se le permite decidir, desde lo más sencillo como qué pantalón usar, si no se le involucra en la toma de decisiones familiar (cuando sea posible), más adelante tendrá una gran dificultad para decidir y responsabilizarse por sus decisiones, por ejemplo, elegir qué estudiar.
La responsabilidad va de la mano con el compromiso. El comprometerse con un proyecto, una tarea, una persona, tiene una principal chispa de motivación. Sin esta motivación se dificulta el poder visualizar los resultados probables así como soportar los contratiempos que se puedan presentar para alcanzar esas metas. Es necesario acompañar a los niños en sus proyectos, ayudarles a visualizarse, ponerse metas a corto, mediano y largo plazo para lograr su objetivo y definir qué es lo que les motiva. Esto será de suma importancia en momentos difíciles debido a que será necesario recordar por qué se inició en un primer momento. Una vez cumplido el objetivo hay que reconocer su esfuerzo y disfrutar con ellos los logros. Hay que evitar acelerarse y querer que el niño emprenda otro proyecto justo al terminar uno ya que se puede perder el gusto por ello y hacerlo sentir obligado a tener que cumplir determinada meta, aún sin motivación.
Hay que considerar que los niños también requieren ir desarrollando madurez. Ésta es la cantidad de herramientas con la que cuenta el niño para enfrentar la vida, la capacidad que tiene para poder responder a los propios actos y la capacidad de cumplir con una promesa hecha a sí mismo, no necesariamente depende de la edad. Hay niños pequeños mucho más maduros que otros más grandes por ejemplo. Al igual que la responsabilidad y el compromiso, ésta se va obteniendo poco a poco, a partir de las experiencias vividas, las consecuencias obtenidas y la formación que vayan teniendo que les permita contar con herramientas para enfrentar la vida. Para que los niños desarrollen madurez deben tener libertad de explorar e identificar sus fortalezas, sus cualidades, virtudes, así como sus debilidades y áreas de mejora. Hay que ayudarles a identificar sus errores para reconocer lo que aprendieron de ellos.
Como adultos es necesario ser congruentes para poder ayudar a los niños a desarrollar estos tres conceptos. Ser congruente significa que lo que se piensa, dice y hace va sobre una misma línea. No se le puede pedir a un niño que haga algo si el adulto o no lo hace o hace lo contrario. Por ejemplo el padre de familia que fuma pero le pide al hijo que no lo haga. Esta labor de crianza se inicia desde el día uno y es un proceso continuo y permanente. No se puede pretender que mágicamente el adolescente sea responsable y se comprometa demostrando madurez, si no se le fue guiando en el proceso desde pequeño.
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