Así como cada persona es diferente, la forma en la que los estudiantes aprenden dentro de un mismo salón de clases también puede serlo. Se puede diferir en estilo de aprendizaje, preferencia de inteligencias utilizadas, el género de la persona y hasta su misma cultura puede influir en este proceso. Estas cuatro variables se agrupan en lo que Sousa (2018) denomina Perfil de Aprendizaje[1] y resulta importante tomarlas en consideración al trabajar con los alumnos.

Por otra parte Howard Gardner[2]  hace una clasificación en relación a los tipos de inteligencia que puede desarrollar una persona (siendo esta una de las variables que componen el perfil de aprendizaje mencionado por Souza, 2018). Gardner habla de nueve tipos de inteligencia y menciona que usualmente la escuela se enfoca en mayor medida en las inteligencias verbales y matemáticas, en ocasiones excluyendo al resto de ellas. A continuación se explica cada una[3] y cabe señalar que una persona puede tener desarrolladas más de una inteligencia en particular:

  1. Verbal-Lingüística: Es la capacidad para usar palabras de manera efectiva para la autoexpresión, la comunicación y para recordar información. Involucra la capacidad para aprender idiomas y para apreciar las palabras y el lenguaje.
  2. Lógico-matemática: Es la habilidad con números, lógica, deducción y los procesos de investigación científica. Involucra la capacidad para pensar en procesos y de forma sistemática.
  3. Visual-espacial: Es la capacidad para reconocer, crear o apreciar patrones en el espacio, apreciar el color, forma y posición de los mismos.
  4. Musical-Rítmico: Es la capacidad para componer, interpretar o apreciar sonidos, tonos y secuencias musicales. Involucra la sensibilidad a los sonidos.
  5. Kinestésica: Es la capacidad para coordinar el cuerpo y la mente de manera efectiva. Permite a autoexpresión y la comunicación de forma corporal.
  6. Inteligencia Interpersonal: Es la capacidad de comprender, comunicarse y trabajar eficazmente con otros. Poder apreciar las motivaciones y objetivos de los demás, trabajar con ellos para lograr esos objetivos así como tener la habilidad para liderar.
  7. Inteligencia Intrapersonal: Es la capacidad de reflexionar y comprender las propias motivaciones, miedos, objetivos y necesidades. Utiliza la autocomprensión para regular la propia vida.
  8. Naturalista: Se refiere a la sensibilidad que la persona puede tener al medio ambiente y sus elementos. Es la capacidad para ver o apreciar patrones en la naturaleza y utilizarlos de manera efectiva para resolver problemas.
  9. Existencial: Se refiere a la sensibilidad a las reglas, comportamientos y procesos que rigen a los humanos. Estas personas tienen un sentido bien desarrollado de lo correcto y lo incorrecto y lo que beneficia al bien común.

Por otra parte Robert J. Sternberg propone la teoría triárquica de la inteligencia[4] en la cual propone que los individuos pueden procesar o interactuar con ideas a través de tres formas de inteligencia las cuales nombra de la siguiente manera:

  1. Inteligencia analítica: Permite a la persona ver cómo las partes conforman totalidades y le permite planificar y reflexionar sobre ideas.
  2. Inteligencia práctica: Enfatiza el reconocimiento de cómo funcionan las ideas en el mundo, así como el desarrollo de soluciones y la resolución de problemas del mundo real.
  3. Inteligencia creativa: se centra en dar forma al entorno de manera que se adapte a la visión y las necesidades de un individuo, se le facilita generar nuevas ideas y posibilidades para resolver problemas.

En las escuelas se tiende a privilegiar las inteligencias Verbal y Lógico-Matemática de Gardner así como la Inteligencia Analítica descrita por Sternberg.  Lamentablemente no siempre se tiene presente que existen alumnos cuyas fortalezas se centran más en otros tipos de inteligencias y puede llegar a terminar creyendo que no tienen capacidad o habilidades por no encajar como se espera en el sistema escolar. Las preferencias de inteligencia tienen una base más genética o biológica que ambiental o adquirida a medida que el individuo crece y se desarrolla. Por lo tanto no se trata de qué le gusta a la persona sino de la habilidad innata que posee para ciertas actividades. Incluso hay personas que poseen un determinado tipo de inteligencia y no se interesan en tareas relacionadas con la misma.

Hay que cuidar de no etiquetar a los alumnos, es importante que el profesor conozca a sus estudiantes, realice evaluaciones diagnósticas para conocer su dominio de los temas a revisar y les ayude a tomar conciencia sobre las formas en que pueden abordar el aprendizaje y a reconocer que funciona y no funciona para ellos como individuos. La planeación de las lecciones debe incluir en la medida de lo posible, diversas actividades que incluyan los tipos de inteligencias antes descritos para ofrecer oportunidad a todos los alumnos de encontrar formas con las que se sientan cómodos aprendiendo.

Si se trabaja en ayudar a los estudiantes a identificar el tipo de inteligencias que poseen no solo contribuirá a ayudarles a aprender con mayor gusto, sino que a mediano plazo puede facilitar que identifiquen el tipo de actividades que prefieren ayudándoles en la elección de su vocación. Un alto porcentaje de adolescentes al llegar a preparatoria no tienen idea qué prefieren o para qué son buenos, dificultando la elaboración de un proyecto vocacional que impactará su proyecto de vida. Por otro lado las empresas y el mundo requieren otro tipo de inteligencias en los individuos más allá del dominio de la lengua y los números. Éstas, aunque muy importantes, no son las únicas que se requieren en la vida personal y laboral.

 

Referencia: Sousa, D. & Tomlinson, C. (2018). Differentiation and the brain. How Neuroscience supports the learner-friendly classroom. Second edition. Solution tree: United States of America

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