Saber leer abre mundos, incrementa el vocabulario, ejercita la imaginación, la concentración y la memoria. El buen lector disfruta un libro, sabe investigar, analiza, compara, contrasta y genera opinión acerca de su realidad.  La lectura es la principal habilidad requerida dentro del contexto escolar. El estudiante que no comprende lo que lee, al que se le dificulta o no le gusta hacerlo, difícilmente tendrá un buen rendimiento académico. Saber leer es poder comprender las frases que están escritas e hilarlas en párrafos para poder obtener información de un determinado escrito. Por otro lado, disfrutar la lectura es dejarse llevar por las palabras del autor, concentrarse en el texto, imaginarse como parte de el mundo ahí relatado y vivir una experiencia que va más allá de la comprensión de las palabras.

De acuerdo con la UNESCO México ocupa el penúltimo lugar de lectura entre 108 países. El Mexicano promedio lee 2.8 libros al año comparado con por ejemplo  los Alemanes cuyo promedio son 12 libros al año. A pesar de que muchas editoriales han incrementado la oferta de libros y material para los niños, aún falta mucha cultura sobre la lectura en este país. Desafortunadamente la televisión y el internet siguen siendo la principal fuente de distracción de niños y jóvenes y la lectura es percibida como algo tedioso que solo se hace en la escuela, mal y de malas. Muchos niños presentan dificultad de comprensión al momento de leer debido a falta de vocabulario y como consecuencia no entienden la frase o idea que el autor quiere transmitir. La gran mayoría tampoco sabe detectar ideas principales en un texto, creen que subrayar lo más importante es cubrir de color fluorescente toda la hoja. Otros tantos tardan mucho haciendo tareas debido a la lentitud con la que leen o la falla en comprensión de instrucciones que ocasiona que presenten errores al momento de trabajar.

El niño que sabe leer adecuadamente, que disfruta la lectura, incrementa su vocabulario, tiene más posibilidades de expresarse y expresar sus emociones y tiene mejor rendimiento escolar ya que no demora demasiado en realizar las actividades asignadas además de que cuenta con buena comprensión. Procrastina menos al momento de realizar sus tareas y se distrae menos. Pero ¿cómo es que se puede lograr que los niños disfruten la lectura? El amor a la lectura se fomenta y se modela. Hay que iniciar desde casa, los adultos alrededor del niño son los primeros que deben ejemplificar el gusto por la lectura. Si en casa no se lee, si no se cuenta con material al que pueda acceder el pequeño, difícilmente se logrará esta tarea.

Entre más temprana sea la edad a la que se acerque al niño a la lectura es mucho mejor. Se puede leerles en voz alta, permitirles elegir el material a ser leído y entre más pequeños, más cortos los tiempos de lectura para que no pierdan la atención al cuento o a la historia. Conforme van creciendo los niños se puede ir alargando este tiempo de lectura e ir pausándola en momentos importantes para retomar lo antes posible  y ayudarle a recordar en qué parte de la historia se quedaron, qué sucedió e incluso  predecir qué pasará. Se puede platicar con los niños acerca de los autores de las historias que van leyendo, cómo surgieron, por qué escribieron, etc.

Si el niño pierde el interés en la historia, no hay ningún problema en cambiar de libro o cuento, lo importante es que lo disfrute. Si surgen preguntas hay que procurar contestarlas y  comentar sobre lo leído con el niño. Con niños pequeños el tiempo de lectura puede convertirse en una rutina especial y que permita pasar tiempo de calidad con ellos. Muchos niños esperan la hora del cuento con mamá o papá, es un tiempo que alimenta también la relación y abre la comunicación con ellos, alimenta su autoestima y les da seguridad. Es un proceso que conlleva tiempo, disposición y paciencia, sin embargo, si se logra, se les obsequia algo invaluable.

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