Se repite por todas partes la importancia de pasar tiempo de calidad con los hijos, pero ¿qué significa realmente?. La rutina, el trabajo, los pendientes, los horarios, el tráfico, etc. parecieran poner zancadilla a esta buena intención de pasar tiempo con ellos. Lamentablemente muchas veces esto se queda en buenas intenciones porque pareciera ser que no nos da la vida (la mente, el cuerpo, la energía), para más.

Otra cosa que sucede es que cuando por fin podemos coincidir en tiempo y espacio permitimos que las distracciones a nuestro alrededor se apoderen de nuestra atención, haciéndonos perder foco de lo esencial e importante. Por ejemplo si estamos viendo el entrenamiento de nuestro hijo  e hicimos el tiempo para llevarlo y acompañarlo, de poco servirán estas acciones si durante el entrenamiento nos la pasamos checando el celular o platicando con alguien más. Situaciones como éstas nos impiden prestarle completa atención a nuestro hijo. Pudimos perdernos la ocasión cuando encestó, dejamos de ver su cara de desilusión al no ser elegido a participar, pudimos pasar desapercibida la mirada que nos lanzó buscando apoyo y aprobación, por estar distraídos…

Conozco muchos padres de familia que cuentan con poco tiempo de convivencia entre semana con sus hijos debido a sus apretados horarios y que aún así, los pocos momentos que tienen para coincidir, como ir en el auto, comer juntos, caminar hacia el colegio, etc. los pasan hablando por teléfono, checando redes sociales o dando instrucciones sobre el día o la tarde en vez de voltear a verse, escucharse y preguntarse cómo están, cómo se sienten.

¿Cómo puedo hacerle para poder estar más presente y conectado con mis hijos?

 Lo primero que necesita suceder es en verdad querer estar. Es decir, que realmente tengas el interés y no lo hagas por mera obligación o por temor a represalias o críticas de terceras personas. No es cosa fácil no distraerse viviendo en un mundo sobre estimulado, implica autodisciplina y esfuerzo. Si estás convencido de este primer paso puedes pasar al siguiente.

Haz un horario y organiza tus tiempos. La vida se va como agua y en menos de lo pensado ya es de noche nuevamente y estamos poniendo la alarma para el día siguiente. Elabora un horario semanal donde destines tiempo a actividades con tus hijos (la duración de las mismas dependerá de tus tiempos), pueden ser cosas sencillas como llevarlos a su entrenamiento, comer con ellos, llevarlos a la escuela por la mañana, reservar una mañana en fin de semana para hacer algo juntos, etc. Lo más importante es darle prioridad en tu semana a esto que agendaste y procurar que otras cosas no te hagan aplazar estos encuentros (a menos que sea una emergencia claro está).

Una vez que logras coincidir en tiempo y espacio con tus hijos, elimina las distracciones. Pon en silencio tu teléfono, platica con ellos, entabla una conversación, fíjate en los detalles, no vayas solo de chaperón o de cuerpo presente.  El tiempo de calidad no es solo hacer cosas grandes o elegantes, significa poner todo lo demás en suspenso cuando estás hablando o escuchando a tus hijos.

Ellos recordarán esos pequeños momentos significativos, donde prestaste atención, donde pudiste recordar un detalle importante para ellos, aquella ocasión en la que pudiste intercambiar una mirada reconfortante o mandar un abrazo a distancia. No se necesita mucho, pero lo que quieras dar, dalo de todo corazón y en completa presencia física y mental. Recuerda que te perderás algo cada vez que no estés realmente presente.

 

Referencia: Amos, M. (2018). Become a better parent. Edición Kindle:https://leer.amazon.com.mx/?asin=B07KFPR16N

Imagen: <a href=’https://www.freepik.es/fotos/libro’>Foto de Libro creado por freepik – www.freepik.es</a>