Los niños son egocéntricos por naturaleza, es normal para ellos pensar que el mundo gira alrededor de sus necesidades y aún no son conscientes de lo que los demás requieren o de cómo su conducta repercute en los demás. El inculcar modales en los niños les  ayuda a hacer conciencia sobre las otras personas y sus necesidades. Son los padres los que deben enseñarle al niño cómo comportarse de acuerdo al contexto, cómo hablar a los adultos, a sus familiares, profesores, amigos. La escuela también forma parte de este proceso educativo al incluir la enseñanza en valores dentro del currículo. Los niños para convertirse en miembros activos de la sociedad y sin mayor dificultad de socialización, deben tomar conciencia que todas las personas merecen respeto, amabilidad, cortesía y que todos somos diferentes.

En las grandes ciudades se ha perdido la costumbre de saludar y dar los buenos días, ceder el paso, tomar turnos, etc. En los pueblos o ciudades más chicas todavía prevalecen un poco estas costumbres. Se ha normalizado el no conocer al vecino, no saludar a quien camina por la misma banqueta, pareciera ser extraña la persona que mira al otro a los ojos y reconoce su presencia. Lo impersonal del mundo se va arraigando en el corazón de las personas. Cada vez es más sencillo ser indiferente al sufrimiento o necesidad de otros, al dolor, a la crueldad. Se requiere que los niños no pierdan la sensibilidad, la empatía, el interés… y los modales son el camino para lograrlo.

Cuando se habla de buenos modales se refiere al el respeto y cuidado que se tiene de las demás personas reflejado en la forma en que se hacen o se dicen las cosas. Existen reglas de cortesía preestablecidas en la sociedad y estas están sustentadas en valores que reflejan cómo la persona se valora a ella misma y a los demás. Los buenos modales facilitan la convivencia y contribuyen a la sana interacción entre personas dentro de cualquier escenario, escuela, calle, templo, plaza, etc.

Algunos ejemplos de normas de convivencia que son necesarios enseñarle a los niños son:

  • A ser cortés con las personas en general
  • A dar las gracias cuando recibe algo o le proporcionan ayuda
  • A pedir por favor las cosas cuando requiere algo
  • A cuidar el entorno y respetar el medio ambiente (plantas, animales, suelo, agua, etc.)
  • Respetar lo ajeno, no tomar lo que no es suyo y cuidar las cosas de las demás personas.
  • A disculparse cuando comete un error o lastima a alguien
  • A pedir permiso para hacer determinada conducta cuando no está en casa o se encuentra con otras personas
  • A compartir sus cosas
  • A escuchar a quien le está hablando
  • A devolver lo prestado
  • A responder cuando alguien habla
  • Despedirse cuando se retiran de un lugar

Cuando los niños son pequeños, además de modelar la conducta hay que ayudarles a recordar dentro de situaciones específicas lo que deben hacer, ej. dar las gracias, pedir las cosas por favor, saludar, despedirse, etc. Lo ideal es que se puedan hacer estos recordatorios a los niños a solas o en voz baja y  evitar el ¿cómo se dice? frente a la persona en cuestión.

Los modales se transmiten y enseñan con el ejemplo. Si el niño toma algún objeto que no debe y se le grita a distancia, tendrá pésimos modales y seguramente replicará más grande la misma manera tratando a los demás a gritos. Si los padres utilizan groserías o cortan la fila, no dejan pasar a otros, se muestran altaneros o irrespetuosos, etc. los niños imitarán dichas conductas.  Los niños todo ven y todo repiten, es responsabilidad de los adultos dar un buen ejemplo para evitar preguntarse diez años adelante cómo es que el chico se comporta de manera grosera con sus padres y con la gente en general. Los niños pequeños son como barro fresco, se puede moldear su comportamiento, hay que aprovechar esta oportunidad para que puedan crecer como miembros productivos y ejemplares de la sociedad.

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