En el frenesí vivido a diario hay poca oportunidad para reflexionar cómo llevan su día los niños. Es común hasta que cae la noche preparándose para ir a la cama el decirse a uno mismo: ¿qué hice todo el día?. Pareciera que los niños siguen a los adultos colgados como aretes como se decía antes. Los niños como anexos de sus padres quienes han de seguir la frenética rutina sin cuestionamientos para lograr llegar al final de un día más sin mayores contratiempos.
Los pequeños necesitan vivir su día paso a paso. El ritmo acelerado del adulto puede generar más perjuicio que beneficio, es por ello que a continuación se exploran las distintas fases del día de los niños con el objetivo de reflexionar qué se hace y cuáles son las mejores tareas a llevar a cabo en cada momento del día.
¿Cómo se despiertan los niños?
Es el inicio de un nuevo día donde inicia la rutina que ha de ejecutarse. ¿Se le da tiempo al niño de despertar? o ¿Todavía medio dormido se le lanza una docena de instrucciones que debe cumplir? La mañana del niño ¿es tranquila, alcanza a desayunar, a tomar sus cosas para la escuela, platica con sus padres o hermanos sobre lo que se espera pase en las próximas horas? o por el contrario, ¿se le despierta al niño a grito pelón, apurándolo porque ya van tarde, sale con el suéter a medio poner y el pan a medio morder para terminar el desayuno en el coche?¿Hay peleas por salir tarde o por no levantarse a tiempo?
¿Cómo vive sus mañanas el niño? ¿Hay un clima de armonía para el desayuno o son puras prisas, gritos y mal humor?¿Andan corriendo buscando de último momento mochila, materiales, uniforme etc? Hay que imaginar cómo llegarán a la escuela los niños que inician así sus mañanas y cómo estarán las primeras horas del día si engulleron el desayuno (si es que alcanzaron a comer algo), llegaron con la mochila en desorden, hubo altercados en casa y despertaron apurados al el grito de ¡levántate que se hace tarde!
Algunos niños necesitan despertarse poco a poco, en silencio, tienen ritmos más lentos. Otros prefieren que se les despierte con cariños de papá o mamá. Son muy importantes las horas de sueño en los pequeños, el no desvelarse y contar con un horario establecido para irse a la cama temprano de tal manera que logren un descanso adecuado de acuerdo a su edad. Entre más pequeño el niño es necesario tomar en cuenta los tiempos de vestido, aseo, de preferencia que mamá y/o papá estén listos antes para luego ayudar a los pequeños.
¿Cómo viven su regreso a casa después de la escuela?
¿Existe una rutina para esta actividad? ¿Se le recoge al niño de manera puntual, sabe a quién esperar, hay un ambiente cálido con buen recibimiento? O por el contrario, ¿termina su día escolar sin saber qué sigue, a qué hora o quién le recogerá y cuando por fin van por él la conversación gira en torno a calificaciones, su comportamiento, se le apura porque ya van tarde, etc.? Es importante que el niño perciba su hogar como el lugar al que desea volver, donde encuentra comfort, consuelo y apoyo. Los niños que no desean volver a casa después del colegio, aquellos que no tienen claridad sobre qué será lo que sucederá el resto de su día, son mucho más propensos en la adolescencia a presentar conductas de riesgo. En especial los niños pequeños necesitan la seguridad que les brinda una rutina, saberse queridos y cuidados y tener paz durante el resto de su día.
Las comidas
La comida del mediodía ¿dónde y cómo se lleva a cabo? ¿Cómo es la rutina?¿Hay momento para el diálogo? ¿Se come tranquilamente?¿Se pone la mesa? ¿Hay peleas y se cruzan tres palabras nada más? Para los niños es necesario nutrirse de climas placenteros y conversaciones agradables mientras se come. Es el momento ideal para mantener una conversación con sus familiares, compartir sobre su día, ensayar buenos modales y supervisar su dieta para asegurar una nutrición de calidad. Cuando los niños no tienen una rutina ni horario de comida, se puede comprometer su salud ya que pueden recurrir a comida chatarra para mitigar el hambre y/o presentar problemas digestivos por un ayuno prolongado. Cuando al momento de comer se vive un clima tenso y de pelea entre los miembros de la familia, los niños pueden buscar evitar estos escenarios, ya sea dejando de comer o prefiriendo comer solos, lo cual perjudica su estado físico y emocional.
¿La cena como se lleva a cabo?
La cena suele ser el momento en donde la mayoría de los miembros de la familia se encuentra ya en casa después de haber terminado las actividades del día. Al igual que la hora de comida, la cena puede ser un momento en el que se reúnan todos para compartir su día y pasar un momento en familia. ¿Cómo suelen llevarla a cabo? ¿Cada quién en distintos momentos? ¿Se preparan alimentos en común o cada quien cena algo distinto? ¿Se cena frente al televisor sin cruzar palabra con los demás? La cena es el cierre del día, las emociones que se generen, la tranquilidad que se pueda proporcionar a los niños facilitará (o no) la hora de dormir.
La hora de irse a dormir
Este momento puede representar una batalla campal para muchos papás, especialmente cuando los niños no cuentan con un horario ni una rutina para irse a la cama. Cuando los niños toman siestas largas durante la tarde al regresar de la escuela, éstas suelen interferir con sus horas de sueño ya que a la hora de irse a dormir están sin disposición alguna de hacerlo. Algunos niños se acuestan hasta que llega la hora del grito por parte de los padres y las discusiones generan un ambiente tenso que dificulta que los niños descansen tranquilamente.
Una rutina ideal para los niños pequeños para prepararlos para irse a la cama puede ser la siguiente:
- A partir aproximadamente de las seis de la tarde informar al niño que deberá tomar un baño alrededor de una hora después, para que se vaya preparando.
- Alrededor de las siete de la noche bañar al niño, con tranquilidad, agua calientita, poner pijama.
- Alrededor de las ocho de la noche ofrecer la cena, platicar con el niño, compartir lo vivido durante el día, tal vez se le permita ver alguna caricatura o programa propio para su edad por un periodo de tiempo establecido.
- Alrededor de las nueve de la noche apagar todos los aparatos electrónicos, reducir la luz y el ruido, acompañarlo a su cuarto, acostarlo en su cama, posiblemente leerle un cuento o contarle una historia, prender una pequeña luz de noche, algunas caricias ayudan a los niños a arrullarse.
Lo antes mencionado es una sugerencia de rutina ideal, el ritmo de cada familia es distinto, no siempre se pueden cubrir cada uno de los pasos mencionados. Lo que sí se debe procurar es que los niños no realicen actividad física que los agite poco antes de la hora de dormir, ni tampoco estén expuestos a programas de televisión que no sean propios para su edad, violentos o que les ocasionen miedo. Es importante reducir los estímulos visuales y auditivos y generar en la medida de lo posible un ambiente de calma y tranquilidad que les ayude a conciliar el sueño. Un buen descanso es imprescindible para el proceso de aprendizaje escolar.
Los niños experimentan una serie de emociones durante el día en cada uno de los momentos vividos. El adulto es que marca el rumbo y el que mantiene el control, sin embargo ayuda tomar conciencia de cómo se le habla y trata al niño y cómo esto ayuda o perjudica la forma de reaccionar y actuar en cada uno de los momentos del día. Es fundamental distinguir entre lo urgente y lo importante, darle a cada situación su justo valor. En la medida que se organicen como familia y puedan prever y dejar preparadas con tiempo cosas como el uniforme, mochila, desayuno, etc. podrán ahorrar no solo tiempo, sino discusiones y generar un ambiente de mayor armonía entre todos los miembros de la familia.
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